jueves, 12 de junio de 2008

Tan leve que molesta?


Fotografía : Juan Sala





Hay libros y autores que contaminan, aunque uno no quiera, nuestros ojos ante la vida, y los anteojos que te vas poniendo en cada circunstancia.

Hace un par de años que leí ¨La insoportable levedad del ser¨, hoy vuelvo a leer sus fragmentos y me encuentran en otro lugar, muchas cosas cambian..quizás eso haga que esta ¨fugacidad¨sea mas llevadera, que atreviese mi realidad como el viento y no que se confronte con ella. Es jodido pensarlo tanto.


El ser es insoportablemente leve, ligero. Al menos nuestro ser, nuestro estar, nuestro vivir (que ser, estar y vivir no es exactamente lo mismo, pero dejemos eso ahí). Milan Kundera nos presenta una serie de personajes que oscilan entre la levedad, la indecisión, la angustia de la elección y una vida ya planificada, cerrada, en la que el cosquilleo de la vida y el espejismo de la novedad están ahogados por el eterno retorno de la cotidianidad. Así es también el amor: un proceso que se repite incesantemente y que pasa de un modo más o menos exacto por etapas que nosotros creemos únicas, exclusivas, personales, irrepetibles: ilusión, ensoñación, repetición, rutina, aburrimiento, celos, inseguridad, apasionamiento, locura, distanciamiento. Todo ello salpicado de idealización, desengaño, odio y contradicción: anhelamos lo que no tenemos, aunque seamos responsables de su pérdida. El amor que a fin de cuentas resulta tan angustioso (y a veces absurdo) como la vida misma. Lo que creemos fuerte, sólido, pesado es insorportablemente leve.
La ligereza de nuestro ser queda más marcada aún por nuestra historicidad: vivir en ciertas épocas y en ciertos lugares es sinónimo de la volatilidad de nuestra vida, de su escaso valor ante un poder (político, religioso o social, da igual) que maneja a su antojo los hilos de nuestras vidas, sin pararse a comprender, a conocer o a analizar. Da igual quién seas o lo que hayas hecho: las grandes revoluciones o los cambios políticos hacen que sea pesado lo ligero, que lo leve se apelmace. Las víctimas y los verdugos son una parte más de esa eterna rueda que llamamos historia, en la que el poder juega tanto con sus dueños como con los gobernados. La insoportable levedad del ser recoge la historia de los que jamás pasarán a la misma, de los que de alguna forma son víctimas de la historia y han de acomodar sus vidas a los dictados de sucesos cuyos motivos fundamentales resultan ajenos.
Si alguien quiere saber lo que somos, de qué estamos hechos y en qué consiste eso que llamamos "ser humano" puede avalanzarse sobre la novela de Kundera, donde los sentimientos y las situaciones contribuyen a pintar un excelente retrato de nuestra condición, de esa oscilación permanente en la que vivimos entre la levedad y el peso.


Les dejo un fragmento.


" Sintió en su boca el suave olor de la fiebre y lo aspiro como si quisiera llenarse de las intimidades de su cuerpo. Y en ese momento se imaginó que ya llevaba muchos años en su casa y que se estaba muriendo. De pronto tuvo la clara sensación que no podría sobrevivir a la muerte de ella. Se acostaría a su lado y querría morir con ella. Conmovido por esa imagen hundió en ese momento la cara en la almohada junto a la cabeza de ella y permaneció así durante mucho tiempo.....Y le dio pena que en una situación como aquella, en la que un hombre de verdad sería capaz de tomar inmediatamente una decisión, él dudase, privando así de su significado al momento mas hermoso que había vivido jamás (estaba arrodillado junto a su cama y pensaba que no podría sobrevivir a su muerte). Se enfadó consigo mismo, pero luego se le ocurrió que en realidad era bastante natural que no supiera que quería: El hombre nunca puede saber que debe querer, porque vive solo una vida y no tiene modo de compararla con sus vidas precedentes ni de enmendarla en sus vidas posteriores. No existe posibilidad alguna de comprobar cual de las decisiones es la mejor, porque no existe comparación alguna. El hombre lo vive todo a la primera y sin preparación. Como si un actor representase su obra sin ningún tipo de ensayo. Pero que valor puede tener la vida si el primer ensayo para vivir es ya la vida misma? Por eso la vida parece un boceto. Pero ni un boceto es la palabra precisa, porque un boceto es siempre un borrador de algo, la preparación para un cuadro, mientras que el boceto que es nuestra vida es un boceto para nada, un borrador sin cuadro. (...)

1 comentario:

Marcos dijo...

Amé la novela de Kundera desde la primera vez que la leí!!! aunque es cierto que se lee diferente de acuerdo al momento personal de cada uno... casi siempre me deja un merge de paz y angustia, todo generado por la certeza que nadie quisiera aceptar... somos insoportablemente leves y no hay nada que podamos hacer al respecto.... la alternativa sería convertirse en Aquiles y vivir con el solo objetivo de realmente PASAR A LA HISTORIA, en todos, absolutamente todos, los sentidos en que pueda leerse eso. Supongo que es la idolatría o la mediocridad de solamente ser....